Samaritanear
IMG_0669

Lo que queda en el corazón…

Lc. 6, 12-13. 17. 20-26.

El Evangelio de hoy nos presenta una imagen muy linda: Jesús, tras pasar toda la noche en oración en la montaña, regresa y, rodeado de sus discípulos, elige a doce de ellos para ser apóstoles. Lo que me resuena de esto es que Jesús no los eligió porque ya fueran perfectos o porque tuvieran todas las respuestas; los eligió precisamente porque eran personas con búsquedas. Eran personas que, de corazón, querían compartir el cambio que el encuentro con Jesús había traído a sus vidas.
No se trataba de una elección basada en méritos ya consumados, sino en la disposición de sus corazones a recibir y a dar la noticia de esa nueva propuesta que Jesús les traía.

Y de esa misma búsqueda sincera nace una invitación maravillosa, y es que la felicidad que Jesús nos ofrece no depende de alcanzar un ideal inalcanzable o de haber cumplido a la perfección cada mandamiento. No es una felicidad que se gane o se merezca; es un regalo que se nos brinda hoy mismo, aquí y ahora. Esa felicidad es para el que se acerca a Jesús con el corazón abierto, con la honestidad de quien reconoce sus debilidades y, aun así, se atreve a buscarlo.

No se trata de conformarse con lo que somos, sino de aceptar que, en medio de nuestras luchas y fallas, Jesús se complace en encontrarnos tal cual somos. Esa búsqueda, esa sed interior de algo que trascienda lo cotidiano, es el camino que nos conduce a una alegría auténtica, a un gozo que no se basa en logros perfectos, sino en el encuentro real con el amor de Dios.

Al igual que en la elección de los apóstoles, Jesús mira más allá de lo evidente. En nosotros hay un llamado a ser mensajeros de esa felicidad, a transmitir el amor que nos transforma. Nuestra tarea es vivir ese encuentro, dejar que su presencia inunde cada gesto, cada palabra, cada acto de nuestro día a día. De esa forma, no solo hallamos en nosotros la dicha de ser llamados “felices”, sino que también sembramos en otros la semilla de ese amor capaz de renovar toda vida.

Hoy, al meditar sobre este Evangelio, se nos invita a reconocer que la búsqueda sincera —la de un corazón que anhela y se abre— es el verdadero camino hacia la felicidad que Jesús nos ofrece. Es una invitación a vivir el gozo de su amor en el aquí y ahora, sin esperar a ser perfectos, sin esperar a haber superado todas las debilidades, sino precisamente en medio de ellas, en la autenticidad de cada encuentro.

Compartir:

novedades

Scroll al inicio

Apoya esta misión de llevar la palabra de dios a todo el mundo. Cada donación nos ayuda a difundir el evangelio y proporcionar recursos espirituales para muchas personas.

¡Haz tu donación hoy y se parte de esta tarea de evangelización!
Datos bancarios:

Alias: MIRAR.AMAR.PERDONAR

CBU: 0110491630049105199801