Jesús habló diciendo:
Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor. Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.
¿Cuál es, entonces, el servidor fiel y previsor, a quien el Señor ha puesto al frente de su personal, para distribuir el alimento en el momento oportuno? Feliz aquel servidor a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo. Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes. Pero si es un mal servidor, que piensa: “Mi señor tardará”, y se dedica a golpear a sus compañeros, a comer y a beber con los borrachos, su señor llegará el día y la hora menos pensada, y lo castigará. Entonces él correrá la misma suerte que los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.
Comentario Introductorio
Jesús enseña sobre la importancia de estar vigilantes y preparados para su venida, comparando a los siervos fieles con aquellos que son negligentes y no están listos. Esta parábola nos invita a reflexionar sobre nuestra propia preparación y vigilancia espiritual. ¿Cómo podemos nosotros vivir de manera que estemos siempre listos para encontrarnos con el Señor, y que nuestra fe sea una fuente de esperanza y consuelo en tiempos de incertidumbre?
Señor Jesús, danos la sabiduría y la gracia para vivir con vigilancia y preparación, y para servirte con fidelidad en todo momento. Amén.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 24, 42-51
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