Samaritanear
Comentario Introductorio
El encuentro con Jesús tiene el poder de transformar toda la realidad. En este relato, unos amigos, con fe y amor, superan todos los obstáculos para llevar al paralítico ante Él. Esa confianza y decisión nos interpelan: ¿qué estoy dispuesto a hacer para encontrarme con el Señor? ¿Qué actitudes necesito cambiar para no quedarme inmóvil ante las dificultades?Jesús no solo devuelve la movilidad al paralítico, sino que le ofrece un regalo mayor: el perdón. Esto nos recuerda que la verdadera sanación comienza en el corazón. Es una invitación a abrirnos a su misericordia, dejar atrás nuestras parálisis interiores y caminar en la vida con una confianza renovada. Que aprendamos a ser instrumentos de fe para otros, acompañándolos en su camino hacia Dios.
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San Lucas 5, 17-26

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas

Un día, mientras Jesús enseñaba, había entre los presentes algunos fariseos y doctores de la Ley, llegados de todas las regiones de Galilea, de Judea y de Jerusalén. La fuerza del Señor le daba poder para sanar. Llegaron entonces unas personas trayendo a un paralítico sobre una camilla y buscaban el modo
de entrar, para ponerlo delante de Jesús. Como no sabían por dónde introducirlo a causa de la multitud, subieron a la terraza y, desde el techo, lo bajaron por entre las tejas con su camilla en medio de la concurrencia y lo pusieron delante de Jesús.
Al ver la fe de ellos, Jesús le dijo: «Hombre, tus pecados te son perdonados».
Los escribas y los fariseos comenzaron a preguntarse: «¿Quién es éste que blasfema? ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?» Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: «¿Qué es lo que están pensando? ¿Qué es más fácil decir: “Tus pecados están perdonados”, o “Levántate y camina”? Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados –dijo al paralítico– a ti te digo, levántate, toma tu camilla y vuelve a tu casa».
Inmediatamente se levantó a la vista de todos, tomó su camilla y se fue a su casa alabando a Dios. Todos quedaron llenos de asombro y glorificaban a Dios, diciendo con gran temor: «Hoy hemos visto cosas maravillosas».

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